miércoles, 10 de junio de 2015

Kimberly parte 4

Hammond había encontrado un antiguo edificio enterrado bajo un parque de árboles Ficus, siempre verdes, siempre exuberantes, pero ligeramente tóxicos, el edificio en cuestión era lo que otrora se conocía como Biblioteca, pero… no era una biblioteca cualquiera, era un biblioteca de una facultad de ingeniería, de alguna universidad olvidada, Hammond entro en la biblioteca, dentro del entrenamiento básico que las ardillas listadas asesinas recibían, estaba la lectura de sistema de escritura alfabético, en su variante de español latino e inglés americano.
Así que cuando entro en el edificio le fue relativamente fácil identificar qué era lo que encontraría ahí, Conocimiento, Hammond siempre había sentido curiosidad acerca de cómo funcionaban tantas cosas que veía en la academia de entrenamiento, como funcionaban esas pantallas táctiles, que hacia funcionar los rastreadores, etc. Como guiado por una voz interior se dirigió a la sección de Electricidad y Electrónica, comenzó a devorar los libros, los leía con la misma avidez con la que entrenaba combate cuerpo a cuerpo, pronto termino la sección ya ahora comprendía que eran los campos magnéticos que hacían que funcionaran los elevadores magnéticos, o que pudieran revisar el interior de una ardilla con un TAC (Tomografía Axial Computarizada) o que era un acelerador de partículas.
Hammond siguió leyendo, investigando, hasta que llego a una sección que llamo mucho su atención, Programación, habían relatos de las ardillas más ancianas, que decían que al ser inyectadas con los nanobots para su graduación, habían tenido visiones de palabras, segmentos de escritura que no comprendían había escritos con pedazos de esas visiones, algo así:
Individuo ind;
    int i;
    double x, y;

    for (i=0; i
        ind.genotipo[i]=generarBinario();

    decoder(&x, &y, ind.genotipo);
    ind.aptitud = fitness(x,y);

    return ind;
}

Hammond encontró un libro con ese tipo de escritura, Como programar en JAVA, Deitel, empezó a leerlo, aunque no alcanza a comprender para que servían todas aquellas librerías y funciones, le resulto una lectura absorbente, era además de un buen combatiente cuerpo a cuerpo, un ser cognitivo sobresaliente, continuo leyendo a la par de su entrenamiento, con el paso del tiempo, su técnica de combate mejoro, así como la cantidad de conocimientos que tenía almacenados en su cerebro.
En la sección de Química, en la que encontró muchas respuestas a preguntas que tenía y que no sabía cómo formular las preguntas adecuadas para obtener las respuestas que satisficieran su curiosidad, como por ejemplo ¿Cómo se da la fotosíntesis?, encontró una fórmula que lo describía:
CO2 + 2H2A → (CH2) + H2O + H2A

Así siguió hasta que finalmente leyó como generar nanotubos de carbono, comprendió entonces, porque meses antes de ser inyectados con los nanobots, les cambiaban la dieta a una rica en carbono, arroz, trigo, maíz. Los nanobots crearían toda una red de nanotubos, desde recubrimiento en los nervios, hasta modificación en el pelaje. Hammond termino de leer cuanto pudo.

lunes, 13 de abril de 2015

Kimberly Parte 3

Y la segunda y última vez que perdió en control antes de terminar su entrenamiento básico, fue más bien una pérdida de control consciente, Kimberly daba un pequeño paseo por la colina Hal, y oyó gritos desgarradores, provenientes de dos jóvenes ardillas, corrió entre los árboles, esquivando arbustos y ramas caídas, al fin llego al origen de los gritos, una pequeña ardilla listada daba los últimos gritos de su existencia, mientras un gato negro degustaba sus patas traseras, en el suelo a la izquierda del gato yacía la cabeza de otra pequeña ardilla y un charco de sangre, vestigios de una comida sangrienta, Kimberly sintió la ira subiendo por sus vertebras, sintió como la adrenalina, activaba hasta la última célula de su cuerpo, antes de pensar en una estrategia ya estaba comprimiendo los bíceps femorales de sus patas, los gemelos de las pantorrillas estaban almacenando energía y los tarsos y metatarsos estaban dispuestos para generar el punto de empuje necesario, así, Kimberly se lanzó contra el gato negro ya completamente fuera de sí, por la ira, arrancando en el primer encuentro el brazo que sostenía lo que quedaba de la pequeña ardilla, lo arranco a la altura del codo, dejando solo un muñón sanguinolento de hueso, cartílago, músculos y tendones. El gato lanzo un maullido lleno de terror y dolor, en el tiempo que le tomo darse cuenta que ya no estaba su brazo derecho ni la ardilla que estaba comiendo, Kimberly había vuelto a la carga, separando de una mordida la oreja izquierda del gato junto con un pedazo considerable de piel de la cabeza y  el parpado superior izquierdo, creando una imagen aterradora de la cabeza del gato, al tratar de tocarse lo que le quedaba de rostro maltrecho y sangrante, se supo perdido, la hemorragia del brazo derecho era considerablemente abundante, ahora además tenía la hemorragia de la cara que era incipiente, si lograba escapar de la demencia de Kimberly se sabía muerto por la sepsis que las heridas le causarían, trato en vano de enfocar a su agresora y contratacar, su ojo izquierdo estaba bañado en sangre, y la visión rojiza que le ofrecía no era de gran ayuda, su ojo derecho por sí solo no podía enfocar en las tres dimensiones necesarias para generar un ataque certero, no tenía la percepción de la profundidad y aun así intento por su honra asestar un único y mortal golpe a su atacante, con lo último de sus energías apoyo su pata derecha al frente de él y entre su atacante, libero sus garras afiladas y largas, giro la cadera en un fuerte y decido movimiento de izquierda a derecha, estiro su pata delantera izquierda y se preparó para morir llevándose algo de su atacante… Kimberly vio venir la pata delantera del gato con esas cuatro largas y muy afiladas garras, abrió muy grande su pequeño hocico de ardilla, se lanzó al encuentro de la pata y la arranco a la altura de la muñeca, sus pequeños colmillos de tungsteno hicieron el trabajo para el cual estaban diseñados, cortaron de un solo tajo la piel, músculos, tendones y huesos de la pata del gato, fue tanta la energía de ambos movimientos cuando chocaron uno contra otro, que la pequeña ardilla giro en el aire varias veces, con el pedazo de pata colgando de su hocico, centrifugando lo último de la sangre de ese pedazo de gato asesino.

Kimberly cayó de bruces, agotada y en pleno abandono del estado de disociación, ahora tenía una herida en la esquina superior derecha del labio superior, que se convertiría en una cicatriz nada alentadora cada que sonriera con satisfacción y cierta burla. El gato había muerto desangrado entre estertores de dolor, sintiendo como con cada gota de sangre que caía por sus heridas su cerebro perdía capacidad de pensamiento, como con cada gota de sangre que escurría por su cabeza maltrecha su corazón tenía menos sangre que bombear a sus pulmones y así transportaba menos oxígeno a cada célula de su cuerpo… su corazón dejo de bombear… se cerebro se fue apagando sentido a sentido.

viernes, 6 de marzo de 2015

Kimbrely parte 2



Solo pequeños destellos en sus ojos hacían que Kimberly no pareciera tan inocente, no era cuando la hacían enojar, no era cuando estaba entrenando, ni siquiera cuando la felicitaban por su autocontrol, esos pequeños destellos que solo ella sentía recorriéndola por lo más interno de la médula de sus huesos, por el enlace más interno de sus nervios y que llegaban justo a esa parte más recóndita de su sistema primitivo, desatando una holeada de animosos y juguetones anillos de benceno… haciéndola sentir bien, esos destellos los tenía solo cuando disfrutaba de lo que hacía, como mirar las estrellas en una noche despejada, sin nubes, sin más iluminación que las misma luz de las estrellas o cuando estaba por terminar su ensalada de bellotas y avellanas, aderezada con un ligero toque de menta y cardamomo, eran en esos momentos que, sus ojos destellaban con luz propia, un destello purpureo, de ultratumba.

Por fortuna, ni ella misma sabia de ese destello extracorpóreo, y de haberlo sabido, ¿qué habría hecho?, ¿a quién se lo habría contado? Ya que nadie sabía que significaba ese destello. O al menos nadie que hubiera visto ese destello había sobrevivido para contarlo o investigarlo.

Así transcurrieron sus años de entrenamiento, siendo solo ligeramente superior al promedio, solo hubo dos perdidas más de cordura, la primera, cuando se encontraba contemplando las estrellas que conforman el cinturón de Orión, absorta en ese contemplación no advirtió que se acercaba Amber, una leona temida aun por las más grandes y experimentadas ardillas listadas, Kimberly admiraba las estrellas (Alnitak, Alnilam y Mintaka), y se sentía ligeramente fuera de sí, invadida por la magnificencia de las estrellas, de su brillo, de saber que esa luz que contemplaba había tardado millones de años en llegar a sus retinas, así que, Kimberly estaba invadida de amables pero traicioneros anillos de benceno, fenilalanina era el menos adictivo de ellos, Serotonina y endorfinas que ponían a su mente fuera de su cuerpo, fuera en un lugar sin tiempo o espacio y por lo mismo, no escucho el sutil jadeo de Amber, ni sus patas sobre el suelo, solo cuando tuvo la enorme pata de la leona sobre si, advirtió que estaba perdida.

La leona hizo algo que fue su perdición, no estrujo a Kimberly hasta que los huesos de su cavidad torácica perforaran sus pulmones y órganos del sistema alimenticio, tampoco le corto de una mordida la cabeza, ni si quiera se aseguró de quitarle una por una las patas con uñas aceradas, o simplemente causarle heridas que hicieran desangrar a la ardilla y debilitarla, no, Amber se regocijo pensando que sería extasiante sentir como la pequeña ardilla listada moría ahogada en su estómago. Con esa idea reflejada en su cara, y ebria de poder, abrió su hocico, repleto de colmillos negros como su alma, y simplemente engullo a Kimberly, aún viva.

Los sentidos de Kimberly se aceleraron, su sistema límbico reprimió el miedo, y su lado inocente se refugió en un espacio onírico repleto de avellanas y miel, por el contrario, en ella esa presencia extracorpórea purpurea, tomo el control, justo cuando pasaba por la división entre la tráquea y los bronquios, comenzó a girar impulsada y guiada por las patas delanteras, las patas traseras desagarraban tirones de carne y cartílago. Amber se retorcía del dolor tratando de vomitar a la ardilla, solo era una pequeña ardilla, ¿cómo podía estarle pasando esto a ella, a la temida Amber?, solo expulsaba sangre repleta de pedazos de su tráquea, se golpeaba el pecho en un vano intento por expulsar aquella ardilla que se negaba a morir, era demasiado tarde, Kimberly estaba fuera de sí, antes de caer en los ácidos estomacales, giro y perforo el estómago, dio mordidas y arañazos al intestino delgado, arranco con ira pedazos de intestino grueso, sus patas traseras juguetearon alegremente dentro del hígado y justo al terminársele el aire de sus pequeños pulmones salió por el costado derecho de Amber, arrancando el riñón. Al caer fuera de la leona, solo observo mientras esta terminaba de desangrarse, observaba como la vida abandonaba a su rival e intento de asesino, Amber seguía atónita, sus ojos reflejaban ira, desesperación y la impotencia de saberse en sus últimos suspiros, había fallado, se había fallado al confiarse, ahora pagaría el precio y con su último suspiro le dijo: “Eres una ardilla morada extracorpórea, solo una igual a ti o tu misma terminaran con tu vida”, Amber murió, en medio de dolores y hemorragias, dejando un espejo de sangre carmesí que reflejaba las estrellas, era como un platillo dispuesto a la mesa.

viernes, 20 de febrero de 2015

La historia de Kimberly

Kimberly aún era pequeña, con el pelaje propio de su raza, pequeñas rayas blancas alternadas con rayas café oscuro, pequeña y avispadas orejas, sus ojos aun despedían esa inocencia propia de un pequeño ser sin malicia, sin rencor y con la esperanza de solo correr entre las ramas de los abedules. Pero aun así ya tenía los rasgos propios de lo que se convertiría, al sonreír, como todas las pequeñas ardillas destinadas a ser parte de la congregación, mostraba el gris mate propio de unos dientes de amalgama de tungsteno, pequeños colmillos destinados a arrancar pedazos de los enemigos que combatiría o sostenerla con fuerza para evitar que cayera, aun su pelaje terso y suave, pronto seria reforzado con nanobots, hechos con base nanotubos de carbono, solidos, fuertes, capaces de soportar presiones inconmensurables y temperaturas más allá del punto de ebullición del propio tungsteno, pero aún no, aún faltaba un poco de tiempo para ser sometida a la ingesta de la pastilla que contiene mil millones de nanobots.
Esos mismos nanobots no solo proveerán de modificaciones en el pelaje, que les permitirán sobrevivir a los embates físicos, sónicos y de energía de sus enemigos, también crearan enlaces sobre los nervios y músculos, a nivel nervioso los enlaces crearan vías ultra rápidas, los ojos verán más rápido y en distintas longitudes de onda, no solo el espectro común y propio de las ardillas listadas, sino que además tendrá visión térmica, ultravioleta, infrarroja y de campo magnético, los nervios auditivos serán igualmente modificados, podrán oír no solo el espectro auditivo normal, además de infrasonido, ultrasonido y sonar.
Pero aún no, aún estaba en entrenamiento básico, combate cuerpo a cuerpo, artes marciales aprendidas antaño, por los padres fundadores al aniquilar a los iniciadores de las modificaciones que ahora todas las ardillas listadas tenían, aun en esos días de entrenamiento no se mostraba tan distinta de las demás ardillas listadas en entrenamiento, solo a veces, incomprensiblemente al estar practicando a solas, lejos en el páramo oscuro, perdía el control de sus acciones, su cuerpo actuaba por sí solo, ella no lo recordaba, en uno de esos entrenamientos y fatídicas perdidas de control, había … despedazado… desmembrado… disfrutado asesinando a una hiena parda, que se dedicaba a sorprender a pequeñas ardillas listadas o de otra raza, esa hiena pensó que sería otro bocadillo fácil, solo que… el bocadillo resulto ser el, Kimberly estaba en trance, su mente perdida, su cuerpo reaccionaba solo, repitiendo los movimientos aprendidos por la mañana en el entrenamiento cuerpo a cuerpo, y, algunos que aún no había visto; la hiena se acercó lentamente, en sigilo, con todos los sentidos puestos en un solo objetivo, desayunar ardilla listada, a escasos dos metros de Kimberly, su sistema límbico percibió la amenaza exterior y reacciono.
Primero salto en dirección al sol, lo cual deslumbro a la hiena que no esperaba reacción alguna por parte de la ardilla, Kimberly giro y se abalanzo sobre el cuello de la hiena, con los dientes de amalgama de tungsteno abiertos listo para desmembrar un pedazo del cuello de la hiena, sus pequeña garras dispuestas para asirse del cuello de la hiena, encontraron primero en su camino, la oreja izquierda de la hiena, esta fue rasgada en 6 tiras sanguinolentas, aun  no eran las garras adultas endurecidas con titanio aligerado, pero el acero con el cual estaban cubiertas, fue más que efectivo para producir heridas punzantes y profundas en la oreja de la hiena, finalmente sus dientes de amalgama se clavaron, no en el cuello, sino en la tercera vértebra cervical, cerrándose con una fuerza más allá de lo normal para una pequeña ardilla listada, sus patas traseras encontraron apoyo en la base de los omoplatos de la hiena, y como un resorte liberado, impulsaron a toda Kimberly hacia atrás, lejos de su incauto atacante, desprendiendo la vértebra junto con la medula espinal, dejando en el acto invalida a la hiena, pero aun… con vida y agonizando, Kimberly en completo estado de trance y aun girando en el aire, escupió el hueso y medula que aun tenia asidos con los dientes cortantes, se apoyó en una rama cercana, flexiono los músculos de las patas traseras y se abalanzo sobre la espalda tambaleante y sangrante de la hiena, con las uñas de las patas delanteras bien dispuestas para atacar y cercenar, arranco la tercera y cuarta costillas de la hiena… arrancando, separando de las arterias y venas, el corazón agonizante de la hiena.
Con el último resquicio de fuerzas incoherentes e incontrolables, arrastro el cadáver y restos mortales de la hiena y los tiro a la pequeña barranca que se encontraba a pocos metros y era utilizada por la comunidad para arrojar los desechos diarios, después regreso al paramo y se sumergió en el pequeño charco de agua cristalina que estaba tras los arbustos  de vallas rojas, solo al terminar de bañarse, recobro la serenidad y volvió en sí, sin recordar nada de lo que había pasado momentos antes, sin saber… que acababa de despertar a un ser… demente, insensible y sin remordimientos.

Hammond por su parte, desde muy pequeño había demostrado ser, un asesino nato, sin remordimientos, sin escrúpulos, cosa que lo había metido más de una vez en serios problemas,  eran en cierta forma, las dos caras de la mismo moneda, una moneda de muerte y destrucción, ambos destinados al nuevo programa de conquista espacial, ambos sin saber, moldearían sus futuros, Hammond había ya matado en secreto y no sin sufrir heridas, a una pantera con dientes y garras de iridio, pelaje metamórfico de los primeros días de la liberación, aun así, logro matarla, provocándola, sabiéndose más pequeño y ágil, haciendo que la pantera brincara sobre el para devorarlo y aprovechándose de la avanzada edad de la pantera, con un ágil movimiento de sus pequeñas garras aceradas, logro hacer una herida hasta la coyuntura de la pata derecha delantera, incapaz de usar esa pata para sostenerse y volver a atacar, la pantera cayó estrepitosamente de bruces, Hammond aprovecho su acierto inicial para asestar un nuevo golpe en el anverso de la coyuntura de la pata de la pantera, esto hizo que se desprendiera en su totalidad la pata derecha delantera, solo que… Hammond no contó con el último recurso de la pantera, un ataque ascendente de la pata trasera izquierda de la pantera, que logró arrancarle la mitad de la oreja derecha de Hammond, ahora con una hemorragia incipiente en donde otrora se encontraba la pata derecha, y en ventaja Hammond por el dolor, este se abalanzo sobre los ojos de la pantera, que no pudo esquivar el ataque, solo espero que dejando el hocico abierto la pequeña ardilla inexperta, sufriera algún daño al realizar su ataque … así fue, Hammond en su afán de sentirse poderoso y terminar con la pantera, descuido su cola café claro, con pequeñas franjas grises, no fue un gran daño, pero si le causaría dolor por varios días, dejo a la pantera, desangrándose en solitario, solo para atender sus propias heridas, y buscar una historia convincente para el explicar el pedazo de oreja que ahora le faltaba.