lunes, 13 de abril de 2015

Kimberly Parte 3

Y la segunda y última vez que perdió en control antes de terminar su entrenamiento básico, fue más bien una pérdida de control consciente, Kimberly daba un pequeño paseo por la colina Hal, y oyó gritos desgarradores, provenientes de dos jóvenes ardillas, corrió entre los árboles, esquivando arbustos y ramas caídas, al fin llego al origen de los gritos, una pequeña ardilla listada daba los últimos gritos de su existencia, mientras un gato negro degustaba sus patas traseras, en el suelo a la izquierda del gato yacía la cabeza de otra pequeña ardilla y un charco de sangre, vestigios de una comida sangrienta, Kimberly sintió la ira subiendo por sus vertebras, sintió como la adrenalina, activaba hasta la última célula de su cuerpo, antes de pensar en una estrategia ya estaba comprimiendo los bíceps femorales de sus patas, los gemelos de las pantorrillas estaban almacenando energía y los tarsos y metatarsos estaban dispuestos para generar el punto de empuje necesario, así, Kimberly se lanzó contra el gato negro ya completamente fuera de sí, por la ira, arrancando en el primer encuentro el brazo que sostenía lo que quedaba de la pequeña ardilla, lo arranco a la altura del codo, dejando solo un muñón sanguinolento de hueso, cartílago, músculos y tendones. El gato lanzo un maullido lleno de terror y dolor, en el tiempo que le tomo darse cuenta que ya no estaba su brazo derecho ni la ardilla que estaba comiendo, Kimberly había vuelto a la carga, separando de una mordida la oreja izquierda del gato junto con un pedazo considerable de piel de la cabeza y  el parpado superior izquierdo, creando una imagen aterradora de la cabeza del gato, al tratar de tocarse lo que le quedaba de rostro maltrecho y sangrante, se supo perdido, la hemorragia del brazo derecho era considerablemente abundante, ahora además tenía la hemorragia de la cara que era incipiente, si lograba escapar de la demencia de Kimberly se sabía muerto por la sepsis que las heridas le causarían, trato en vano de enfocar a su agresora y contratacar, su ojo izquierdo estaba bañado en sangre, y la visión rojiza que le ofrecía no era de gran ayuda, su ojo derecho por sí solo no podía enfocar en las tres dimensiones necesarias para generar un ataque certero, no tenía la percepción de la profundidad y aun así intento por su honra asestar un único y mortal golpe a su atacante, con lo último de sus energías apoyo su pata derecha al frente de él y entre su atacante, libero sus garras afiladas y largas, giro la cadera en un fuerte y decido movimiento de izquierda a derecha, estiro su pata delantera izquierda y se preparó para morir llevándose algo de su atacante… Kimberly vio venir la pata delantera del gato con esas cuatro largas y muy afiladas garras, abrió muy grande su pequeño hocico de ardilla, se lanzó al encuentro de la pata y la arranco a la altura de la muñeca, sus pequeños colmillos de tungsteno hicieron el trabajo para el cual estaban diseñados, cortaron de un solo tajo la piel, músculos, tendones y huesos de la pata del gato, fue tanta la energía de ambos movimientos cuando chocaron uno contra otro, que la pequeña ardilla giro en el aire varias veces, con el pedazo de pata colgando de su hocico, centrifugando lo último de la sangre de ese pedazo de gato asesino.

Kimberly cayó de bruces, agotada y en pleno abandono del estado de disociación, ahora tenía una herida en la esquina superior derecha del labio superior, que se convertiría en una cicatriz nada alentadora cada que sonriera con satisfacción y cierta burla. El gato había muerto desangrado entre estertores de dolor, sintiendo como con cada gota de sangre que caía por sus heridas su cerebro perdía capacidad de pensamiento, como con cada gota de sangre que escurría por su cabeza maltrecha su corazón tenía menos sangre que bombear a sus pulmones y así transportaba menos oxígeno a cada célula de su cuerpo… su corazón dejo de bombear… se cerebro se fue apagando sentido a sentido.