Pocas veces el ser humano siente la imperiosa necesidad de expresar lo que le acongoja el corazón, aunque, como se ha demostrado, todos esos impulsos básicos y necesarios, están regidos en su gran mayoría por el cerebro. El cerebro se encarga de procesar dolor, pena, amor, odio, cariño, afecto, amistad y es el encargado también de superar o asimilar esos sentimientos y convertirlos en un conjunto de valores en un patrón definido del cual, a posteriori podremos extraer esos indicadores básicos que nos ayudaran a entender, en que circunstancia emocional nos encontramos.
Hay un segmento de la humanidad que, por más experiencias sentimentales, que halla recorrido, pareciera que tiene una cantidad infinita de paciencia, así como una capacidad infinita para reparar su psique o como popularmente s e dice reparar su corazón roto y resquebrajado, y cada vez que se encariñan o enamoran, es como si fuera la primera vez, se entregan, se establecen nuevas y solidas interacciones para con la persona a la cual se le asignan esas emociones y sentimientos.
Como contraparte hay otro segmento de la humanidad que con una sola experiencia del tipo fracaso relativo, optan por vivir en una íntima soledad, porque en su concepción del mundo no están dispuestos a permitir, que otro humano soslaye su propia autoridad interna, menosprecie sus sentimientos y destruya su propio y pequeño mundo interno que con tanto esfuerzo construyo para mantener a salvo su psique; su vida se vuelve un continuo e interminable cumulo de entrevistas y pruebas hacia las personas que podrían estar consideradas como prospectos para integrarse a su vida íntima, pero la mayoría de las veces estas pruebas cansan y alejan a las demás personas a su alrededor.
Pero, ¿Cómo decir eso que sentimos?, ¿Cómo decir las cosas sin herir a los demás y herirnos en el proceso?, tal vez si dejáramos de pensar que todo el mundo usara lo que decimos en nuestra contra, tal vez si solo no nos importara que los demás usen lo que decimos en nuestra contra, podríamos ser felices, podríamos mantener un equilibrio tan necesario en nuestra mente, esto es lo realmente difícil, mantener el equilibrio.
Pero, ¿qué hacer cuando esas partes de nosotros solo buscan salir para satisfacer sus más obscuros deseos? ¿Qué hacer con nosotros mismos si creemos que las acciones que las demás personas solo buscan perjudicarnos?, pocas veces podemos entendernos y entender a la personas que nos rodean, la mayor parte del tiempo, solo tratamos o creemos que podemos, adivinar las intenciones de los demás humanos que nos rodean, pero en sentido general, no es así, interpretamos una mirada, un saludo, una palabra neutra, como si este acto tuviera un trasfondo, y por lo general esa persona de la cual percibimos erróneamente las cosas, ni siquiera se ha dado cuenta de las mal interpretaciones que nosotros le estamos dando a su forma de ser.
¿Qué es lo que nos obliga a ser tan falibles al momento de interpretar los sentimientos o acciones de las demás personas hacia nosotros?, ¿Qué parte retorcida de nuestra mente, hace creernos cosas que no son?, realmente es imposible entendernos como humanos a nosotros mismos y creemos que podemos entender a las demás personas que nos rodean, llegamos a creer que somos capaces de cambiar las vidas de esas personas por que sentimos que estando desde fuera podemos percibir mejor las limitaciones y las infinitas posibilidades de esa persona en cuestión, pero no es así, generalmente solo podemos, atisbar un reflejo difuminado de nosotros mismos, creado por nuestra muy natural tendencia a ver solo nuestros errores y no poder aceptar que tenemos virtudes también.
Esa puede llegar a ser la parte más difícil de ser un humano consciente, el aceptar nuestros errores y nuestras capacidades, así que ¿cómo exteriorizar lo que sentimos, sin dañar a los demás y sobre todo sin dañarnos a nosotros mismos?, ¿Cómo decirle a esa persona especial cuanto la queremos o amamos sin hacerla sentirse comprometida a correspondernos?.
El tiempo no te la experiencia para este tipo de situaciones, solo hay dos opciones hacerlo del conocimiento de la otra persona y vivir en silencio el resto de la vida en común, y esto es, a menudo insuficiente, el vivir con la zozobra de que pasara o pudo pasar si solo le hubiéramos dejado ver lo que sentíamos realmente por esa persona.
Los sentimientos son uno solo, un triangulo indisoluble, sensaciones -> emociones -> sentimientos, ¿Qué hacer cuando no podemos ponerlos en equilibrio?, ¿Qué hacer si no somos capaces de limitar su influencia en nuestras acciones? O peor aun ¿Qué hacer si no podemos tomar decisiones conjuntando los sentimientos con la lógica?; un humano completo toma decisiones basándose en su experiencia y conjuntamente con lo que sus emociones, sensaciones y sentimientos le dicen o marcan que es la ruta idónea para una mejor resolución de las cosas.
1 comentario:
Que dificil es poder expresar o decir las cosas sin dañar a los demas, comportarse de una manera sin que sea mal entendido de alguna manare, pero siempre será asi, la confianza se ha perdido y entre mas dañados estamos más desconfiaremos de las personas y estupidamente las personas a quien de verdad le interesamos nunca vemos y las malinterpretamos, conflictos de muchos pensamientos que si uno se pone a pensar son un asco pero... que hacer? ni yo mism@ se... maldito cerebro que controla y destruye a la vez
Publicar un comentario